23 años después
Tal vez tú no te acuerdas, pero yo muy bien recuerdo el poema que hace años con cariño te escribí...
En aquel entonces tú ausente y yo echándote de menos. Eso era todo lo que te quería decir.
Como el texto era muy cursi lo tomaste de un modo raro, no recuerdo las palabras, solamente qué sentí.
En alguna línea decía que yo sabía que nos extrañabas, pero que a pesar de la distancia el amor nos podía unir...
“A poco crees que estoy encerrado todos los días llorando"... me dijiste que tú estabas bien y feliz así... Sin mí.
Fue como si me hubieras aventado el poema en la cara, a los 10 años... Y decidí que NUNCA MÁS iba a volverte a escribir.
Y este recuerdo escondido se quedó, quizá eso causó que interpretara mal el amor. No fue tu culpa, no pensabas herirme... Pero ese fue el efecto de tu reacción.
En la escuela no enseñan a ser padres, son errores con los que tenemos que vivir.
¿Sabes?
Hoy en día te comprendo un tanto. También estabas creciendo, y tenías una armadura puesta para seguir andando...
Que todo estaba "bien", “aquí no pasa nada", era la mentira blanca sin la cual no habría un mañana.
Con los años una comprende y perdona lo hecho desde la ignorancia.
¿Te digo algo? Para este punto de la vida ya no me importaba si me habías visto o no raro, ni si tomaste bien o mal lo que yo quería decir... Pero el destino es muy curioso y veintitrés años después de tu voz vino lo único que requería oir...
“Tú tienes a tu padre, que nunca se te olvide."
Se evaporó un glaciar que habitaba en mí.